martes, 27 de diciembre de 2011

"El hombre le teme al tiempo. El tiempo le teme a las pirámides"

Temor al tiempo... sí. Esa cuerda que a la vez que se acorta la tenemos alrededor del cuello recordándonos nuestra finitud y tirándonos abajo el ego. Me refiero al ego humano, ese que nos hace creer que somos más valiosos que un animal, una planta, un río.. o más importantes e imprescindibles que otro ser humano.

Es bueno de vez en cuando darse cuenta que el tiempo pasa, digo... así dejaríamos de subirnos a colectivos que nos dejan en la esquina, para subirnos a aviones que nos lleven bien alto y bien lejos. La vida es corta. Me lo demostró mi madre con su inmolación kármica progresiva y a partir de ese momento procuré no olvidarlo jamás, y disfrutar cada segundo de vida como si la muerte me estuviera cantando el próximo "tac" del reloj.

Y funcionó. Funcionó porque (y ahora, 27 de diciembre me doy cuenta) pasé un año intensísimo no en actividad externa, sino en movilización emocional interna. Aprendí mucho de mi mismo: encontré llagas psíquicas que no sólo me hicieron dar cuenta de porqué me afectaban ciertas cosas de personas que no eran para nada una amenaza para mí, pero me estaban reflejando como espejos heridas que yo no quería ver. Sí, en el afán de crecer y "llegar a.." (a dónde? A ningún lado... no hay a dónde ir) había dejado de ver, pero que estaban ahí.

Y detrás de todo ese pus quién estaba? Yo. Inocente, crédulo... hasta infantil. Me di cuenta después de mi última frustración amorosa, o mejor dicho después de la última vez que confundía el romanticismo con amor.

Corría Abril del corriente y por esas cosas de la vida se ponía ante mis ojos de niño peludo y pervertido la trilogía (ahora tetralogía) de Piratas del Caribe, unas películas que nunca había visto detenidamente y que siempre había soslayado. Sin prejuicios me dejé llevar y cuando me di cuenta estaba enloquecido con el Capitán Jack Sparrow como quien no sabe que debajo del maquillaje y el vestuario hay un tipo que ya conocés, que cobra por hacer lo que estás viendo y que -como dicen los profes de teatro- te está haciendo creer una mentira. Y me la re creí, eh... me la creo, de hecho.

Supongo que porque expusieron sin querer ante mis ojos a un personaje desfachatado, sin códigos en apariencia pero con una picardía inocente, un borracho loco de ingenio rápido, un tipo que dedicaba su vida a tratar de alcanzar el horizonte y acosar la libertad para pervertirla con su libertinaje.

Me vi yo ahí. No sé porqué (la facha, quizá?). Me vi soñando ser libre, viviendo de aventura en aventura una vida nada convencional, con el descaro que tienen los seductores a los que nada les importa demasiado y que viven para arder la vida de tal manera que aunque no lo hagan con intensión, terminan encendiendo y/o marcando a los demás. Sí, así quiero vivir el 2012 y todos los años (días? Meses?) que me queden de vida.

Bonus track del Caribe: Me hizo pensar en ser actor. Seh, el payaso quería ponerse la nariz profesionalmente. Y funcionó gracias a Edash... Una familia que se había montado una escuela de arte recién nacida y que (por suerte) no pudo separar la manera de recibirte en la escuela de como se recibe a un viejo amigo en casa.

"Familia álmica" me dijo mamá (Nancy♥) y otra vez, no se equivocaba. Por primera vez no me sentía (tan) solo. Un equilibrador de fuerzas como profesor me enseñó algo que quería aprender: Salir de mi mismo para ser consciente de los demás, de la red humana que existe en todo grupo, que cada uno tiene un lugar en particular, único, pero no más importante que el resto. Entré en pánico cuando vi tantas adolescentes a medida que pasaba el tiempo (me hacían revivir etapas oscurísimas de mi vida) pero me dejaron tomarme revancha y darme cuenta que hoy, no es ayer, ni será mañana. Gracias, gente.

En casa? Llegó Noe gracias al Universo. Su corazón enorme y ariano me ayudó a tirar del carro kármicamente pesado que es mi familia. Con mi viejo podía lidiar, pero con mi hermano y mi viejo, no. Era demasiada roca para un solo martillo. Gracias, Noe.

Papá? Papá es humano... con virtudes, defectos, aciertos y errores, miedos y certezas. Un mortal como cualquiera, lo que no significa que lo quiera menos. A veces se hace duro vivir con su paradigma soplándome la nuca, pero es parte del aprendizaje. Por el pequeño no me preocupo. Su generosidad y su inmensa capacidad de dar afecto prometen un futuro sin demasiadas complicaciones.

Mamá? Bueno, su ausencia está asumida. Lo que me he dado cuenta que duele todavía son las grandes llagas  que provocaron luchar desde mi lugar no sólo contra su enfermedad sino contra ella misma, para cuidarla de sí misma. Una batalla diaria y eterna, con altos y bajos, con avances y retrocesos...y una guerra perdida. El tipo que no perdía nunca, perdió. Nadie es invencible. Un espíritu nunca es derrotable, pero sí es mancillable, vapuleable, y ser testigo de eso es espantoso,

Y socialmente apareció lo mejor: La política de "el millón de amigos" tenía tanto futuro como el neoliberalismo de los 90'. Amigos amigos: 4, 5... Los suficientes ases en las mangas. Lo mejor de todo: Descubrí el amor verdadero. Ese coso que no tiene nombre y que realmente no se puede explicar con palabras. Para entenderlo hay que vivirlo, no hay vuelta. Por esas invenciones humanas hay que decir que "somos amigos", pero eso a mí no me importa. Importa el amor que le tengo, y que muy pocas personas llegan a conocer. Sí, Maguita, qué se le va a hacer.. te amo io. Conocerte a vos y abrazar a Mateo son dos razones suficientes para justificar toda una vida, si es que de acá al cajón no queda más nada relevante por vivir.

Y de yapa: Conocí a Mel. Sí, ese corazón dulce y tierno, y esa persona de carne y hueso sobrenaturalmente hermosa existía. Pensé que era un perfil de algún artista loco que había hecho una especie de Frankensteina con todo lo bello que podía tener una mujer y no, era verdad. Gracias por tu cariño, Mel... y por soportar mis locuras.

Pasó uno año más de valles y cimas... Más cimas que valles.

Todo en la vida, son ciclos. Todo miedo es coercitivo. Todo ánimo es pasajero.

Lo sé, lo entiendo. Y estoy despertando, estoy siendo.


Hasta el año que viene.

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